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MaRioSe.Compartiendo Sueños.

EL BAÚL DE LOS SUEÑOS.

EL BAÚL DE LOS SUEÑOS.

He abierto un inmenso baúl donde dejaré que entren todos los sueños que cada un@ de nosotros vaya pidiendo.  Este baúl tiene magia. El poder del deseo lo hace posible.  Sólo es necesario pedir con fuerza ese deseo atreviéndose a decirlo en público.  La magia cogerá fuerza, si creemos en ella.  Es importante para que un sueño se cumpla unos sencillos pasos.  

  • Paso 1.

Vislumbrar el sueño en sí. Averiguar qué queremos.

No valdrá decir: "No deseo nada, soy feliz con lo que tengo"…. Ese pensamiento queda descartado. Ese deseo irá a depositarse a otro baúl que no tengo. Como el de paz en el mundo, etc. Aquí se trata de nosotros.

  • Paso2:

Atreverse a desear.

De pequeños con sólo pedir algo a nuestros padres, ellos, si podían nos lo concedían como verdaderos Reyes magos, pero ahora somos adultos y nos tocará luchar por nuestros sueños.

  • Paso 3:

Escribirlo. Decirlo en voz alta.  

 

  • Paso 4:

Preguntarse, cómo conseguirlo.

 En la medida de lo posible, muchos de nuestros sueños se pueden conseguir. Quizás no consiga un coche de muchos millones o desear que me toque la lotería, pero no son esos sueños a los que me refiero. Aunque si mi deseo es tener ese coche, puedo plantearme si estoy dispuesta/o a pagar una gran letra durante muchos años, pero sin poder disfrutar de otras cosas y valorar si valdrá la pena, porque aquí pasa como con las fantasías que algunas veces al conseguirlas no resultan como creíamos, no nos llenan… porque cuando lo consigamos ¿Qué? ¿Nos llenó por completo? 

  •  Paso 5:        

Luchar por nuestro sueño.

 Ir a por él, ponerlo en práctica, una vez teniéndolo claro. 

¿Os gusta la idea?  Pues queda abierto…. Y ahora…. ¿Quién quiere echar el primer sueño?

 

Regresé.

Pues aquí estoy de nuevo. Con energía positiva, renovada. Con ganas, con hambre, pero no la del estomago. Ayer fue el esperado examen y si las cuentas me salen, estoy aprobada. A ver lo que opinan los encargados de corregir. Como en el Ministerio de Transportes no tienen mucha prisa, nos van a tener esperando al menos un mes o dos.

Qué descanso más grande Dios mío, parece como si hubiera dado a luz o algo por el estilo. Ayer estaba “drogi, totá” me daba igual ocho que ochenta. La casa se me llenó de gente joven y pasé de todo… ¡¡ Hala!! que se apañen solitos, que me perdone mis hijos, pero “la mama” estaba muy “hechita polvo”. Hicieron una fiesta de barbacoa y piscina, pero cuando “pillé la piltra” caí redonda, no me enteré de nada. Qué sueño acumulado tenía, que semanas más intensas de trabajo y estudio he pasado… Ahora me siento nueva. Me he levantado a eso de las seis y media de la mañana y a solas, tranquila, me siento bien. A gusto y eso me gusta, me hace falta. Que no todo sean agobios, prisas, estrés...

Mi hijo mayor se va mañana al ejército. Él lo ha decidido así y sólo me queda apoyarlo. Y esas son mis cosas. Estoy feliz, porque sí. Hoy sonrío con apetito, ya tenía ganas. Estoy volando, estoy bailando y ni siquiera me muevo.

Compartiendo  mis locuras, mis sueños, de nuevo. Meto dentro del baúl de los sueños, uno cumplido, pero es inmenso este baúl, le cabe millones de sueños… todos los que nos propongamos y estoy esperando el tuyo, sin prisas, pero con nombre. Hay que decirlo, hay que escribirlo, para que se cumpla, fuerte, muy fuerte… 

MAYO, MES DE COMUNIONES.

MAYO, MES DE COMUNIONES.

Mayo, mes de comuniones. Rito religioso que llenan los fines de semana las parroquias, de parroquianos vestidos de estreno, con zapatos nuevos y bolsillos sin suelas.

Pequeñas bodas, pequeños contrayentes de ilusiones, de ganas de que termine la ceremonia para asistir a la mayor fiesta en la que ellos serán los protagonistas. Acto social en que cada vez se diferencia menos de cualquier boda.

Padres que piden prestamos para no ser menos que cualquier otro. Asistentes que poco escuchan al párroco, cargados de cámaras de fotos y de video.

Mujeres que se pasan la misa haciendo reconocimiento de los ropajes de sus iguales y luciendo orgullosas modas y joyas.

Madres nerviosas, orgullosas de sus retoños. Abuelas de lágrimas fáciles, al ver sus pequeños descendientes como princesitas o pequeños almirantes. Padres de traje, con ganas de que acabe pronto todo, para regresar a casa sin corbatas. Encuentros familiares, con la excusa perfecta para reencontrarse. Asistentes que acuden algunos solos por obligación, otros por acompañar a la familia.

Ayer estuve de comunión. Uno de mis sobrinos era nuestro protagonista. Dejó de ser travieso al menos el rato que duró la misa. Luego fue el de siempre, un niño más.
Me hizo regresar en el tiempo y recordar la de mis hijos y la mía propia.

Aunque sólo recuerdo mi vestido largo, mi medalla de oro que me regaló una abuela, mi esclava y mi pequeña fiesta. Por aquellos entonces recuerdo que pedía perdón cada anochecer y prometía de rodillas que al día siguiente iba a ser mejor. Pero la mañana siguiente llegaba y no sé si era mejor, pero sí que volvía a inclinarme en una esquina de la cama llena de culpas por cualquier tontería de niños…

Gran observadora como soy, mientras asistía ayer a la iglesia me preguntaba si todo esto no era una pantomima más y si hemos perdido un poco, el verdadero sentido de la comunión o nos vemos obligados a realizarla como sólo un acto social para no quedar mal con la sociedad.

No veo mal que se realice, ni que se pierda la costumbre, quienes crean, pero… ¿no podría ser más sencilla y menos actuada?

LLEGADA INESPERADA

LLEGADA INESPERADA

Con mi rostro reflejándose  en el espejo,  intentaba verme más allá de lo que acostumbraba hacer. De forma mecánica, me maquillaba como si se tratara de un simple ritual diario. Vestía mi cara con maquillaje como si me calzara los tacones o el cinturón de mi pantalón. Un paso más hacía el mundo exterior. Lista para lo que hiciera falta, pero con  la árida sensación en mi estomago de arrojarme desde  de un paracaídas.

Mientras mis pestañas se acercaban  al pincel de rímel, para ser bañado por este de forma sumisa y con resignación,  mis pupilas se dilataban, se abrían como un túnel oscuro  y confuso.
Ahora todo me resultaba difuso, no entendía nada. Me llovía los interrogantes. Sólo intuía que  mi mundo dejaría de ser como antes. Si Carlos no dejaba de repetir lo bonita que era, si en  su mirada notaba signos de admiración y amor, si reíamos con apetito como dos niños cuando estabamos juntos, sí sabía que no nos hacía falta ni hablar porque conocíamos nuestros pensamientos con sólo una mirada. Si aunque no éramos la pareja perfecta (pero ¿quién lo era? la convivencia trae desencuentros con ella, es inevitable que a veces no conectáramos, que pareciera que íbamos por caminos separados,) pero de una cosa estaba segura y era que  nos amábamos. Entonces ¿por qué me engañaba con  otra mujer? Bueno, mujer es un decir, porque la chica que vi desnuda en la cocina, cuando regresaba más temprano que de costumbre a nuestro apartamento, no debía de tener más de 20 años.
La mujer temperamental que me creía hasta entonces, no hallaba entender como de mi garganta había desaparecido cualquier ápice de sonido. Mis cuerdas vocales se quedaron bloqueadas como lo estaba yo. Únicamente sabía que  el  miedo se había venido  conmigo, me  perseguía y una vez alcanzada,  lo dejé  entrar, me  lo comí, para aplastarlo  con  mis  intestinos, hacer la  digestión y digerirlo hasta que sólo fuera heces, tiradas por la taza del retrete.

Veía tan patético a Carlos, tan asombrado por mi llegada,  que no tenía ni ganas de oír  sus ilusas explicaciones. Pero qué me iba a explicar, si ya no me serviría de nada lo que me dijera. Qué más daba, que intentara justificarse contando que la chica era su alumna y estaba pasando un mal momento...

Me sobresaltó el sonido ensordecedor del timbre. Aterricé, pisando tierra. Estaba en casa. Pero era evidente que  por poco tiempo. Antes de abrir esa puerta, quería despedirme de aquel funesto lugar al que no volvería a llamar jamás, hogar. Ya nada importaba, sólo lo habitaban muebles, cuadros, cortinas... ¿Cortinas? Juraría que en aquel ventanal antes había una liviana cortina blanca. A nosotros nos gustaba invitar siempre a la luz. Nosotros, cortinas, nada. No quedaba nada. La cortina ahora servía de vestido para aquella adolescente que yacía en el pavimento embaldosado. Siempre pretendí ser buena anfitriona y no dejaría  que aquella chica cruzara el umbral de la muerte, desnuda. Pero no lo haría sola. Aunque me pesara, se iría con él. Las dos habíamos ganado.
Había llegado la hora de marchar. Sonó de nuevo aquel desolador timbre. Como desolador era aquel lugar, ya inerte y frío. Me estabais llamando. Estaba preparada. Ahora sí.


 

*. * . * El tiempo está loquito. * . * . *

A eso de las cinco de la madrugada, una llamada nos sobresaltó. No me podía creer, lo que mi hijo mayor me decía. La verdad que cogí el teléfono muy sobresaltada, pero cuando lo escuché, creía que seguía soñando:

- Mamá, asómate a la ventana, que está nevando.

- Nene, ¿has bebido? ¿Dónde estáis? ¿pero qué hora es? ¡Venga para casa! (Jo! parezco a mi madre)

- Que no, mamá. Que todo el mundo está en la calle. Que vamos para casa con un amigo. Pero asómate, verás.

Mi coche y "Bengala" (Rafa) amigo de mis hijos. A eso de las cinco y algo.

Mi "chiquitín" después de recibir un "pelotón" de nieve. Al lado de su coche:

Esta mañana a eso de las ocho y medio o las nueve (no había manera de dormir) El teléfono sonaba una y otra vez. Mi hermana, mi madre y hasta mi suegra llamando eufóricas perdidas. Esto es lo que mis ojos veían incrédulos antes de ni siquiera desayunar:

Pero no sólo ha sido aquí. Media España amanecía con nieve.

Carla, una amiga de Sergio, (mi chiquitín) desde Lérida, disfrutaba así, de una mullida nieve:

¡Ostras, qué frio... y dicen que para ésta noche.... MÁS!

Ahora sí es Navidad.

Córdoba nevada. No tenía que escribir. Ya, ya lo se. Pero será el sábado que viene cuando el ordenata lo cierre, por un tiempo. Mi hermana Nerea, me acaba de enviar estas fotos y quería compartirlas con vosotros. Ella me ha dicho cuando le pedí que me dejara colocarlas aquí:

- Tú ya no tienes página. Tú ya no escribes... 

Bueno, vale. Pero  que en Córdoba nieve, es algo especial. No recuerdo, NUNCA, haber visto todo cubierto de nieve en mi tierra. Aquí eso no es normal. Para much@s, que todo esté cubierto de hielo, no será extraño, pero por aquí en los rostros de la gente se aprecia asombro y sonrisas como si fuéramos protagonista de un cuento. 

Desde su balcón.

Luego pondré las que he hecho desde mi mi casa, que tengo invitados y como ayer fuimos al IKEA de Sevilla, tenemos que "armar" algunas cositas.

Ya tengo termo eléctrico. Qué gustazo, abrir cualquier  grifo y que salga siempre, si quieres, caliente. Fuera butano, fuera problemas.

Hoy sí que parece Navidad. Todo cubierto de nieve. Cajas por todos lados.  Todos en casa, con invitados. La Chimenea encendida... para no salir y quedarse refugiados dentro. Suerte de que sea domingo.

¡Ummmmmm qué bonito todo! Me siento una nenita pequeña. Me siento feliz. La nieve puso la magia.  A veces, las pequeñas cosas, son las más grandes.

Os quiero.

Mi día a día

 

Estoy estudiando para obtener el título de Capacitación Profesional de Transporte Nacional e Internacional de mercancías y viajeros. Es la segunda vez que me presento. La primera lo hice por libre. Para ver de qué iba y aunque estudié, no fue lo suficiente. Ahora me lo estoy tomando más en serio. El 4 de febrero empieza el curso oficial. El lunes tengo que entregar 480 euros.Todos los fines de semana hay que ir a clases de nueve a dos. Es decir, todos los sábados y domingos hasta el examen que coincidirá en el día grande de feria de mi ciudad y con la comunión de mi ahijada (el 28 de Mayo, creo) que tendré que asistir después del examen. Es un gran esfuerzo, por mi parte, porque trabajo todo el día y últimamente de seguido, parando una hora para comer, sin poder marchar a casa.

El curso es duro, lo saben bien quien consigue aprobarlo.  El porcentaje de aprobados no es muy alto, pero es imprescindible para muchas empresas, muchos transportistas, agencias de trasportes, de viajeros, mudanzas, etc.

En marzo echaré la solicitud para estudiar en el instituto donde estudiaron mis hijos, para poder sacarme oficialmente, lo que en mi vida laboral desempeño: Ciclo de Grado Superior de Administración. Lo quiero en papel, aunque lo que cuenta, es la practica que ya la tengo desde hace más de once años, pero nunca se sabe lo que el futuro te puede deparar.  

Es una espinita clavada que tengo. Es un querer y no poder. Nunca dejé de reciclarme, tengo muchos cursos realizados, pero para mí es muy importante. Si pudiera mirar para atrás, estudiaría, iría a la Universidad…

Ahora estoy haciendo un curso de interpretacción de balances. Un rollo.  

Pues nada, que es mi despedida, en cierta manera, de aquí a Junio, al menos que en un lapsus escriba algo, pero que como me conozco, como soy de palabra, porque mi orgullo me lo pide, lo escribo, para que quede constancia y me empuje a alejarme del ordenador, como no sea para estudiar o trabajar. Queda dicho.

¡Ey! cuidarse mucho. No os olvidéis de amar, mimar, tocar, acariciar, hablar, sentir, compartir.

No me voy. Sólo me aparto un poquito, pero os llevaré conmigo. 


LA CULPA LA TIENE MI PELO

LA CULPA LA TIENE MI PELO

Me he lavado el pelo y me lo he dejado suelto. Debe de ser esto. La culpa la tiene el pelo. Seguro. Eso pensaba cuando venía de regreso a casa.

Ayer tenía coleta y no pasó nada. Tenía el pelo “arremangao”, como le digo yo. Hoy en cambio, me lo he soltado y mira la que se ha liado.

Lo he notado en los semáforos, y en la gente al pasar. Me ha hecho sonreír un chico en una moto que me ha preguntado la hora mientras que un semáforo cambiaba de color. Qué joven ¡Por Dios! y qué inocente, cuando la hora estaba señalada junto a nosotros en un reloj digital de esos carteles publicitarios que también dice la temperatura del ambiente.

¡Pobre chico! Cuando le dije: "Mira ahí la tienes, bien... grande". ¡Ja ja ja!... la hora quería decir y el joven se puso más "colorao" que un tomate. ¡Qué mala soy! No pude evitarlo.

Hoy tocaba banco ¡qué rollazo! No me gusta esperar colas. Colas de gente, se entiende. ( No penséis mal ¿eh?) Hoy tuve suerte, (mi pelo, eso es mi pelo, seguro) llego y no había nadie. Eso... no es normal y menos que los dos cajeros que había se peleen por atenderme. ¡Qué gusto! Me dicen que elija a uno y el menos feo (o el más guapo según se mire) me mira con pucheros, haciendo, ya saben ¿no?, drama como un perrillo abandonao para que lo elija. ¡Qué adorables! No me lo podía creer. Se notaba que estaban aburridos o....¿sería mi pelo que brilla como el Sol?

El cajero (el menos feo, que fue a quien elegí, normal ¿no? a ver... pues si hay que elegir, se elige) me preguntó, por preguntar, que si me había pintado el pelo. (¿El pelo? y este porqué me pregunta eso? ¿Acaso me está leyendo la mente?) Entonces a modo de respuesta sonrío. (No es que sea una respuesta, pero... es lo que suelo hacer cuando no me da la gana de contestar). Como me lo vuelve a preguntar y no voy a estar sonriendo todo el rato... (no es por "ná", pero dicen que si estas más de un minuto sonriendo te sale una arruga y yo... no quiero eso de momento) le contesto a la gallega con otra preguntita: y... ¿ tu qué crees?
¡Ooooooooohhh! ¿Porqué le haría esa pregunta? Caí en la trampa. ¡Qué tonta! Y va y me dice:

- Pues yo creo que le pareces una actriz (y digo yo... eso no es lo que le he preguntado, ¿no? ¿Qué pasa, que tu preguntas una cosa y te contestan lo primero que se les pasa por la azotea?)
- ¿ A una actriz? No me digas (sigo tonta, mejor me quedo callaita) ¿ A quién? ( no si no escarmiento)
- A Catherine Deneuve , (¡¡¡Puaff! Es una madurita de unos 55años ¿esto qué quiere decir?). de JOVEN (¡Aaaaaaaahh menos mal, por ahí te vas a salvar chaval)

De pronto el chico menos feo, me estaba cayendo bien, aunque la Caterinne esa, ahora que lo pienso, es una saboria, que tiene menos gracia que Aznar riendo. Pero era guapa, la joia, así que... le tuve que decir gracias por el piropo, porque... era un piropo ¿no?

Y todavía no entiendo porqué (bueno no quiero entenderlo, entiéndanme) empieza a contarme que está separado, y no separado solamente, sino divorciado del todo y no ha tenido hijos. Y digo yo, (por decir algo, vamos) :

- ¡Ah! Pues... ya de paso me das también, si no te importa ( y si no también) el listado de los últimos movimientos de la cuenta corriente . Que esto es como decir: - Ya de paso te callas de una vez, que te estoy viendo el plumero y porque hoy me haya soltado el pelo, no te lo sueltes tú que estás medio calvo, oye.

Lo que sí sé es que... mañana me volveré a poner la coleta.

 

¡TOY TUDIANDO!

La cosa se complica. Hoy empiezo las clases, con ellas deberes, estudios...: Follón.

Así que si no éramos pocos, parió la abuela (es un decir) … que a lo que iba, que no voy a tener tiempo de nada o de posts, mejor dicho, visiteos por vuestras páginas y esas cosillas, así que pongo en vez de carta de ajuste, unos de mis textos preferidos y si me visita imperiosamente mi musa os traeré algo nuevo, pero de aquí a un tiempo, la cosa irá más lenta.

Que tengo un ratillo… pues os iré visitando, para no perder la costumbre y… que no me olvidéis ¿si? Que ya sabéis que os quiero mucho, mucho, mucho.

Que esto es cuestión de un tiempo, de unos meses. Cosas de la vida. Decisiones que se toman. Que los “findes” aprovecharé para darme un “garbeo” por vuestras casitas  y bla, bla, bla…

¡Adios 2005, Hola 2006!

¿Llamó usted a mi casa? A su casa yo llamé...

l

Mi cuñadito "el formá" y mi otro "cuñao" o... ¿cuñá despendolá?. A mi hermanita le queda mucho mejor el jersey a "onde" va a parar

A ella le iba muy bien el look de hippie. Fijénse en el "peazo detalle" de la minifalda (mía, ya me quedé sin ella) que lleva mi cuñadito. Mi cuñadita tampoco se quedó corta, "saludando" a mi hermano... y "el escocés" como lo vean sus alumnos, ni se lo creen... pero lo peor será que vea que lo he publicado....ejem!

En fin, ya despedimos al 2005... Hoy es un día de esos que casi no cuenta, que se pasan "espachurraos" en el sofá o paseando tranquilamente...

Que tenemos todo un año por delante, para intentar mejorar, en lo que se pueda...

 

 

Mudando la piel… acostumbrándome a la nueva.

Mudando la piel… acostumbrándome a la nueva.

Inauguro el año haciendo balance interno como una de esas malas digestiones, que a veces,  te hace recordar la última comida, como el año que acabamos de comernos.

Todo no fue malo. Claro que no. Sólo es mi visión de hoy… se que en cuanto cambie mi posición, la perspectiva cambiará a la vez.

Ha sido un mal año para el mundo, lleno de calamidades, catástrofes, pero también sucedieron cosas buenas, claro que sí.

Nuevos propósitos, que me hace recordar los que hice el año pasado, que no cumplí.

Algunos sí, los que pude o los que potencié para que sucediera.

Las cosas son así, porque las buscamos, damos pie a ello, nuestras decisiones, actos o quizás suerte hacen que sean así y no de otra manera.

La suerte soy yo, tú, él… los demás. La suerte está ahí, pero habrá que salir a buscarla.

Propósito de enmienda, buenos propósitos, nuevos propósitos…

No diré entonces lo de “me propongo firmemente cumplir mis propósitos”, sólo que lo intentaré, pondré de mi parte. 

Este año mi palabra será: 

APRENDER.

Aprenderé, pues. En ese verbo  englobo mis propósitos. Comienzan los retos.
Arriba, los objetivos. Vamos allá.

Un mal día o... un día de suerte. Quién sabe.

Un mal día o... un día de suerte. Quién sabe.

Bueno, como ya ha pasado todo (no me refiero a la Navidad, aunque puede que ella me regalara, el mejor de todos los regalos: la vida)

La noche fue larga. Desde que me acosté me empezó a doler la cabeza. Pensé: me acuesto y paso de pastillas, que quizás sea sólo el cansancio de tantas fiestas.

A eso de las tres de la madrugada, oigo como mi amorcito se levanta, al baño. Cosa extraña, no suele hacerlo por la noche. Pero el dolor de cabeza, no me deja ni preguntarle, si se encuentra bien. En efectivo, se encontraba mal. Llegó a la cama casi a gatas, muy mareado. Pero no me dijo nada, yo no me di cuenta y seguimos durmiendo.

Qué dolor de cabeza, más irresistible, de esos que parecen que no puedes sentir más dolor. Tenía ganas de levantarme, vomitar, lavarme la cara para refrescarme con agua fría, pero debí de dormirme hasta las cinco aproximadamente. El dolor hace que se me descomponga el cuerpo, me siento fatal, no puedo resistirlo, pero no puedo ni moverme para pedir ayuda. Trato de levantarme, (en nuestro dormitorio, tenemos un baño) me incorporo como puedo, el corazón bombea con mucha fuerza, siento las palpitaciones en las sienes y… no recuerdo más.(Había perdido el conocimiento)

Lo que pasó en unos diez minutos aprox. me lo contó mi marido. Oyó un fuerte golpe. En un principio, creyó que por la oscuridad, yo me había tropezado con algún mueble, pero… dice que me escuchó como un vago gemido, extraño, lamentándome, se incorporó rápidamente, (supongo que esto le hizo marearse) cuando me vio en el suelo, con los ojos muy abiertos, casi vueltos, con una herida en mi labio sangrando, como pudo intentó arrastrarme, para incorporarme, pero casi se desmaya allí conmigo, también.

No recordaba nada, cuando volví en mí, pero la cabeza me dolía algo menos. Era muy extraño que él estuviera en un estado parecido al mío. Algo estaba pasándonos. Bajamos como pudimos, por una pastilla, a la cocina, en el salón estaba mi pequeño, en vez de estar en su dormitorio, estaba en el sillón, le pregunté que qué hacía allí y me dijo que le dolía mucho la cabeza… No teníamos fuerza ninguna. Parecíamos zombis los tres. Llamé a voces a mi otro hijo y después de un rato, bajó muy extrañado. Pero a él, quizás por tener su puerta del dormitorio cerrada o a ver venido de madrugada, no sentía ningún síntoma parecido a los nuestros.

Nos sentíamos muy flojos, debiles. El pequeño empezó a vomitar, mi marido abrió las ventanas, cerró las bombonas (las tengo por fuera, en la calle, pero eso no quita que haya un escape, aunque ni se huela) nos dio una pastilla para el dolor y nos quedamos acostados muy agotados en el sillón. Quería llamar a mis padres, pero el teléfono quedaba muy lejos y me daba cosa asustarlos.

A eso de las siete llamé a mi padre, que vino con mi madre (muy nerviosa, la pobre) nos tomó la tensión y se quedaron a cuidarnos. Suerte de que vivan en la misma parcela. Vinieron en bata, en dos minutos, pero muy asustados, pobrecitos míos.

Conforme iba pasando el tiempo, nos íbamos sintiendo mejor. Llamé al médico de urgencias, le expliqué lo sucedido y él me lo confirmó: Intoxicación por gas de monóxido de carbono (CO). Tuvimos mucha suerte. Es mortal el 30%. El cuerpo no responde, no tienes fuerzas para incorporarte, es como si todo te diera igual (aunque no te de, pero no puedes hacer nada y no te das casi cuenta, porque tu cuerpo no lucha) Te falta oxigeno en la sangre. Si ocurre rápidamente beber agua, abrir ventanas, que todo se ventile, si podéis salir a una ventana, calle, etc. 

A eso de las 10, que ya nos íbamos sintiendo mejor nos fuimos para el hospital.

Es la segunda vez que nos ocurre (Quizás la tercera, aunque sólo tuve los síntomas yo, con muchas palpitaciones, dolor de cabeza, etc.). Esta vez ha sido peor que ninguna. Un buen aviso. Mañana vendrá el fontanero a investigar la fuga.
Tengo el labio partido, la encía hinchaza, me duele la nariz, arañazos en la rodilla, pero nada me importa, de todo esto. Nada de esto tiene ninguna importancia. Sólo sentimos que hemos tenido muchísima suerte y si lo cuento es para que SIEMPRE antes de acostarse, aunque vuestros termos, etc. sean muy modernos, nuevos… apaguéis la llave, lo reviséis, hacedlo por vuestra vida.
No quisiera imaginarme lo que nos podía haber sucedido.
Por eso lo cuento. No os preocupéis porque me encuentro bien, pero ya sabéis, acordarse de esto, por las noches. Nos os fiéis.

De todo esto, intento encontrar cosas positivas. Siempre las hay. Una de ellas, fue un comentario que me dijo mi marido, algo así como:

" En ese instante que te vi allí tirada, me di cuenta de lo muchísimo que te quiero, mi niña y cuando al fin reaccionaste le di gracias al cielo, a la vida, a la suerte"…

Bendita suerte.

 

 

 

Agüita amarilla.

Me despierto con unas inmensas ganas de hacer pipí. Algo muy normalito que sirve para inaugurar la mañana (Por lo menos a mí me sirve, otros inauguran con champán otras cosas, pues yo... ejem!). Me voy a sentar, en donde hay que sentarse para estos menesteres y me acuerdo justo cuando iba a abrir mi “grifo”, que tenía que hacerlo en el bote para entregarlo en el laboratorio... (¡Uy! Por poco).

Así que meto el bote en el coche en el reposavasos, (bendito invento)  pero me doy cuenta que es más pequeño que un vaso, así que me las ingenio rellenando el espacio con servilletas. (¡Uy qué calor, me está entrando!). Entro de nuevo en casa por más servilletas, aprovecho para lavarme las manitas, (a este paso el bote va a llegar medio vacío, ya verás).

Y nada,  yo de paseo con mi pipí hasta el hospital. El conductor de una furgoneta se me queda mirando (al bote y a mí, alternativamente) divertido ¡Será Jili…! Qué pasa titi, tu no meas o qué, que el mío es tan especial que hasta lo tienen que investigar ¡no te jode!.

Aparco, en donde no se debe, total no voy a tardar tanto y aparcamientos brillan por su ausencia y me encamino al laboratorio con mi mano en alto orgullosamente cortada. ¡Hay que ver como mira la gente!... y eso que lo he escondido con una bolsa, pero se intuye lo que llevo dentro, supongo, sobre todo porque trato de mantener la mano alejada por si... salpica el líquido, que minutos antes estaba en mi vejiga.

Me paseo por todo el hospital, subo, bajo, me pierdo, vuelvo a bajar me meto en la cafetería equivocada, vuelvo a salir y me voy a la ventanilla que tenía que haber preguntado en un principio, en vez de perder mi tiempo y el muchacho, al verme sin casi yo preguntar, me dice: ¿Qué vas al laboratorio? ( ¿En qué lo habrá notado?), Pues baja esa rampa, sal del hospital, sigue la calle de enfrente y ya lo verás. (Me encanta que me hablen de tú, buena señal, si empiezan con usted por aquí, usted por allí, me deprime un huevo).
Total, que entro a una modernísima sala de espera, muy aséptica ella y atestada de gente y yo con mi bote pidiendo la vez.

Me siento y no sé dónde poner el bote, así que no lo pongo en ningún sitio, se me sienta una mujer mayor a mi lado, no deja de mirar mi bote y pienso: ¿Olerá? Yo preocupadísima  y a eso que entra otra señora de la calle, con su bote en una bolsa transparente, toda orgullosa ella, más chula que un ocho.  Así que me relajo, me quedo con una mano en alto, con la otra  saco un libro del bolso y otro problema se añade: ¿Cómo carajos paso las páginas? Mientras, me sitúo por dónde me quedé, me leo lo que ya me leí la semana pasada, lo de hace dos días, ayer  y... Me toca ¿dónde se ha ido la gente?

Mi turno. Entro, me atiende una chica muy mona, muy joven,  en zapatillas y vaqueros, me pide el brazo, no se lo doy, me lo vuelve a pedir, la miro como preguntando: No me harás daño ¿no?, Me empieza a engañar hablándome del tiempo tan frío que está haciendo estos días y veo que se aleja de mi brazo; cuando me creía que todavía no había comenzado. Me oigo decir: ¿Ya? y
me dice, muy tranquila ella:
-  Claro, esto es rápido, y ese bote… ¿para qué lo has traído? Pero… si no hacía falta, mujer. Ten uno nuevo, entras al lavabo y me lo entregas con tu pipí, que el primero de la mañana
NO NOS SIRVE.

 

El sentido del olfato

El sentido del olfato

Soy muy sensible con los olores. Siempre lo fui. Dicen que las personas que padecen de jaquecas, perciben más los olores. Quizás porque nos molesta más el olor cuando el dolor parece que aplasta las sienes.

Pero esa sensibilidad también puede ser positiva, sensual, animal...

Me gusta olerlo, olerme, percibir los olores, reconocerlos, recordarlos… lo hago de forma automática, natural, sin apenas darme cuenta.

Es ahora que lo estoy pensando, que me llama la atención que al hablarlo con otras personas, les ocurra igual.

La memoria del olfato. Para bien o para mal.

Hay un perfume es especial, que reconozco que me excita, que a veces, como ahora mismo, lo rocié levemente por la muñeca de mi mano derecha y de vez en cuando me acerco a olerlo…
Es un aroma varonil, quisiera saber de qué ingredientes está compuesto. Él me dice: “Llevas mi perfume” y yo le contesto: “Te llevo a ti

 

Es Eau de Toilette de Fahrenheit de Christian Dior es amaderada, floral (parezco como si estuviera intentando hacer publicidad o me pagaran por promocionar el perfume). Es una fragancia cálida y fresca a la vez, dicen que  para hombres que persiguen sus sueños hasta el final. Espino y madreselva, sándalo, lentisco - todo esto como buena curiosa, lo averigué buscándolo, claro está, por la red, no porque mi olfato sea tan especial, ni mucho menos y distinga estos componentes - … pero ¿y qué más?

¿Hay algo más que hace que nos perfumemos? ¿Por qué son capaces de hacer que la persona que lo lleve puesto, nos agrade o por el contrario, nos cause rechazo?

¿Queremos disfrazar nuestro propios olores o por el contrario es un reclamo hacía los demás o un punto de distinción, que como siempre, de una u otra manera sale a relucir nuestros egos?

¡Ummmmm! ¡Cómo huele! Kiss

VEN

VEN

Ven, pasa
Sé que estás ahí.
Noto tu presencia
Te huelo
Sé que me observas
Que me buscas,
en mis palabras
Pero, ya no estoy allí
Sigo avanzando…

No te escondas
Me quema tu mirada
Ven, sumérgete
Entra dentro
de mis aguas
Y nada.

ECO DE MIS SILENCIOS

ECO DE MIS SILENCIOS

Todo me parece tan surrealista,
como un lejano sueño
que nunca tocó la realidad
efímero e irreal.

Quiero llenar este silencio
que me ahoga, que me oprime
No tengo derecho a reclamar
ni a exigirte nada, mi amor .

Destrenzo tus palabras
después de subir y gatear
por mi muro de dudas
cuando me llamas y me dejas

Tú que estás, sin estar
que habitas en mis frases no dichas,
en el eco de mis silencios
en el hueco de mis espacios

Si tú no me ofreciste promesas
ni creaste necesidades y ataduras
Para qué hablar sin palabras
si tienes sordo el corazón

CARTA A LOS REYES.

            ¡No toy enganchao!

Venía pensando que, cómo es esto de los blogs, que se te meten tan adentro, formando parte de nuestro día a día, nuestro refugio, como el calor de la chimenea que comentaba ayer. Un charlar con los vecinos, vosotros, los que calladamente, leen y los que participan invitándonos a la vez, a su hogar blogero.

Monocamy con su desparpajo y su incredulidad entrañable, que nos tiene acostumbrados, me decía algo así, como que yo llenaría páginas pidiendo regalos para esta Navidad. Y un comentario tan aparentemente inocente, inocuo, me hizo darme cuenta que no pedí nada.

Nada quiero o quizás demasiado. No pensé en regalos materiales. En serio. Cada vez le doy menos importancia, las necesito menos. Tampoco compré nada aún,  para los míos, mis sobrinos, familia, etc… y no es que sea tacaña (el viaje a las Américas me dejó “tiesa perdía”, pero tampoco hay que pregonarlo, a los cuatro vientos ¿no?)  Siempre me llenó de ilusión agasajar a mi gente, tener con cada uno, un detalle, una ilusión. Porque de eso se trata, así lo entendí.

Pero el mayor regalo que podemos desear, el mejor presente, está aún en su envoltorio, casi a punto de nacer. No se llamará Jesús, pero si Dios quiere (y  lo digo como lo siento, emocionada, desde muy dentro) sus padres le pondrán de nombre: Pedro. Nuestro Pedrito. Aquí todos le estamos esperando. Esperando la llamada de su mami, comunicándonos que llegó la hora de ir al hospital.

Espero que no sea tan “Picapiedra” como su padre y que venga sano. Nada más y nada menos y que la llegada de un bebé nos haga mejores, nos una, les una y nos demos cuenta, de lo que realmente importa.

En mi carta de reyes pediré salud, para todos. De lo demás nos tendremos que encargar nosotros.

Supongo, intuyo, veo venir, según las circunstancias… que el año que viene, será difícil (Me veo haciendo curriculums)  ¿Pero cuál no lo es? Presiento que estará lleno de cambios. Cambios que sin leer ningún horóscopo se van tranzando, preparando el camino, para que lo podamos atravesar y avanzar.

No me hace mucha ilusión esta navidad. Hasta incluso, cerraría los ojos y la dejaría pasar. Pero vendrán otras, que me haga pensar, que desperdicié momentos irrepetibles y eso hace que recapacite e intente tomármela de forma diferente. Al menos intentarlo.

Quiero risas, quiero calor… Eso quiero. No cuestan dinero, pero hay que poner de nuestra parte, sembrar simientes, para luego recoger los mejores regalos, de la navidad diaria.

 

Y tú... ¿Qué pides? ¿Cómo será tu navidad? No me refiero, que pidamos la paz en el mundo, que no haya guerras y que desaparezca las penurias, el hambre… Eso, en el fondo, creo que todos los queremos, en mayor o menor medida. Me refiero más personalmente ¿En qué gastarás la paga? ¿Qué harás? ¿A dónde irás en esos días de descanso? ¿Te hace ilusión estos días o al contrario, no significan nada o los aborreces?...

 

CASTILLOS DE CARTÓN

CASTILLOS DE CARTÓN

“Estábamos en 1984, teníamos veinte años, el mundo todavía caminaba hacia delante, Madrid era el mundo y yo estaba en medio, dispuesta a tragármelo sin tomarme la molestia de masticar antes cada bocado. Diez años después, habría sido igual de imposible. Pero estábamos en 1984 y teníamos veinte años, Madrid tenía veinte años. España tenía veinte años y todo estaba en su sitio, un pasado oscuro, un presente luminoso, y la flecha que señalaba en la dirección correcta hacia lo que entonces creíamos que sería el futuro. Aquél fue nuestro riesgo, y nuestro privilegio”

(Almudena Grandes)

 

Me lo leí. El día de la constitución y yo “masticando” castillos de cartón. Cada uno lo celebra como quiere y yo no he salido a la puerta de la calle, sólo para sentarme en el porche, recibiendo los sutiles rayos de Sol y luego adentrándome en mi hogar al calor del brasero. Hoy no puse la chimenea. Los troncos están mojados fuera y quedan pocos. Tendré que comprar más.

Quiero una navidad con su fuego, con el fuego del hogar. Aunque no queden troncos. Pero se buscan. Es lo de menos. El árbol, es lo de menos. Pondré el del año pasado, quizás lo saque pasado mañana, cuando de nuevo sea día de fiesta. Me encantan los días de fiesta. No tengo que ir a trabajar, pero me gustan así, de vez en cuando, para ansiarlos, para esperarlos, que no sea cotidiano, que sea una fiesta. Aunque no salgamos, pero estamos bien, porque nos encontramos. Sin maquillar, en chándal(o en buzo como dirían en Chile) solitos… Y es todo un placer.

Hoy sí.

EL PROBLEMA

EL PROBLEMA


El problema no fue hallarte,
el problema es olvidarte.
El problema no es tu ausencia,
el problema es que te espero.

El problema no es problema,
el problema es que me duele,
El problema no es que mientas,
el problema es que te creo.

El problema no es que juegues,
el problema es que es conmigo.
Si me gustaste por ser libre,
quién soy yo para cambiarte.

Si me quedé queriendo solo,
cómo hacer para obligarte.
El problema no es quererte,
es que tú no sientas lo mismo.

Y cómo deshacerme de ti,
si no te tengo.
Cómo alejarme de ti,
si estás tan lejos.

Cómo encontrarle una pestaña
a lo que nunca tuvo ojos.
Cómo encontrarle plataformas
a lo que siempre fue un barranco
Cómo encontrar en la alacena
los besos que no me diste.

Y cómo deshacerme de ti,
si no te tengo.
Cómo alejarme de ti,
si estás tan lejos.

Y es que el problema no es cambiarte,
el problema es que no quiero.

El problema no es que duela,
el problema es que me gusta.
El problema no es el daño,
el problema son las huellas.

El problema no es lo que haces,
el problema es que lo olvido.
El problema no es que digas,
el problema es lo que callas.

Y cómo deshacerme de ti,
si no te tengo.
Cómo alejarme de ti,
si estás tan lejos.

Cómo encontrarle una pestaña
a lo que nunca tuvo ojos.
Cómo encontrarle plataformas
a lo que siempre fue un barranco
Cómo encontrar en la alacena
los besos que no me diste.

Y cómo deshacerme de ti,
si no te tengo.
Cómo alejarme de ti,
si estás tan lejos.

El problema no fue hallarte,
el problema es olvidarte.
El problema no es que mientas,
el problema es que te creo.

El problema no es cambiarte,
el problema es que no quiero.
El problema no es quererte,
Es que tú no sientas lo mismo.

El problema no es que juegues,
El problema es que es conmigo.

(Ricardo Arjona)

AMIGO-ENEMIGO.

AMIGO-ENEMIGO.

Apareciste como una ráfaga y te vas silencioso, sin explicaciones. Te odio porque antes te quise. Pero eso es otra historia, antes era tan joven, tan bella, sentada en un sillón mullido de flores.

Ahora esas flores están marchitas. No, no me conoces, reflejas soledad, pero nunca supiste lo que pensaba. Sólo te has fijado en el exterior. Te quedas con el envoltorio, con sólo mi silueta, con la forma. Pero yo soy más que eso. A mí me gusta más el regalo que lleva dentro. No sólo el papel de colores con lindos lazos que lo envuelve. Un día fuiste mi amigo, pero hoy se fue el encanto.

Eres tan impenetrable y superficial... Tan sólo eres una pequeña luz en la oscuridad. No puedo aguantar tu silencio por más tiempo. Antes te daba tanta importancia...Pero a ver ¿quién eres tu? o mejor aún : ¿ Quién te crees que eres? Eres sólo uno más, con diferente marco. Todo es relativo, todo depende de la luz con la que mires. Pero te domé. Sí que lo hice. Tú en el fondo, no me conoces de nada, como para atreverte a insultarme. Tú que no tienes ni personalidad propia, que te dejas llevar por la primera que se te acerca, con la primera que ves pasar. Te veo, me ves, me dejo llevar y ya ni me quejo.

Te dí entrada a mi casa, en mi hogar, con mi familia, te puse en el mejor sitio. Ya sólo me acuerdo de ti como referencia, sólo por necesidad. Ya no brillas con luz propia. Eres todo lo opuesto a mí. Te veo tan...vacío. Siempre diciendo lo mismo.

Ya no te haré caso. Ya no me fijaré más en ti cuando te mire, ya me salí de ti, no me reflejas para nada. Sólo te veo como lo que eres, un simple y maldito espejo.