CARTA A UNA ADOLESCENTE.
Hacer crecer las rosas que llevamos dentro.
Iluminar nuestra vida no es tan fácil como encender una bombilla de nuestro hogar, pero esa electricidad la llevamos dentro tanto positiva como negativamente. Somos energía y de nosotros dependerá que sea positiva o no.
Me gustaría aprender, saber qué decir, utilizar las palabras apropiadas para que se te encienda tu bombillita y que veas la luz. Decirte que la vida es como un libro, esos que devoras para mantener tu mente ocupada, porque tu realidad no te gusta y buscas respuestas, porque al pasar las hojas de la vida siempre se encuentra una explicación, puede que sea antes o después pero si queremos podemos resolver nuestras dudas y preguntas.
La vida, a veces, no nos lo pone fácil. La familia y los padres no siempre saben hablan sin hacer daño. No queremos problemas y cuando los hijos no son como esperábamos, cuando nos damos cuenta que son seres independientes, con su personalidad, con su rebeldía ante las injusticias, cuando nos reclaman cosas simples como cariño no todos los padres nos damos cuenta de ello porque estamos ciegos con nuestros problemas propios, porque nos creemos los mejores padres del mundo y vemos a nuestros hijos como simples egoístas que no piensan nada más que ellos y que no nos vengan con cuentos . Así que le cerramos las puertas, ponemos barreras y creamos un abismo difícil de solucionar alejándonos de ellos irremediablemente.
No somos nuestros padres, no tenemos culpa de sus acciones y debemos aceptar su patrimonio emocional y el nuestro. No hay ni buenas ni malas emociones; sólo es bueno o malo el uso que de ellas hagamos.
No hay que negar nuestras emociones, hay que admitirlas y hacerles caso, si algo nos pone triste, si algo nos incomoda y nos hace daño debemos decirlo, no dejando que se acumulen, inhibiéndolas porque sino tarde o temprano estallarán como una bomba y generando estrés. Lo mismo que no hay que negarse a nuestras emociones hay que intentar calmarlas, para que no nos desborden. Cuando nuestra mente está sobreactivada, percibimos nuestro entorno como amenazante y potencialmente peligroso. El mismo problema contemplado de forma serena dejará de incomodarnos y angustiarnos tanto. Al sentirnos amenazados seremos incapaces de controlar nuestros sentimientos. Así que intenta disfrutar de lo que tienes al alcance de tu mano, en vez de obsesionarte y dar vueltas a lo mismo, que hacen que te impidan tu paz interior y desvían tu felicidad.
La vida no es tan difícil como creemos y no hay que estar perpetuamente pasando pruebas y obstáculos para demostrar nuestra valía a nuestros padres y con el miedo y la pregunta: .¿ Y si me lanzo y fracaso y me lo echan en cara?. Sé tú. Haz lo que quieras, cumple tus metas, tus sueños, porque tú lo has decidido, porque hará que te sientas bien pero por ti y si no lo consigues recuerda lo que me dijo (más o menos) alguien muy querido: El tren no se marchará y si lo hace volverá de nuevo.
Quitarle hierro a la vida. Generar tu autoestima. Que lo que te preocupe no te domine.
Date cuenta de tus cualidades (concentrándote en ellas, aprovéchalas, sácale provecho) y de tus limitaciones y acéptate tal como eres. No te preocupes tanto y actúa, si no lo haces bien al menos lo has intentado. Y sobre todo:
Confía en ti.
(Este texto lo escribí hace tiempo para alguien a quien aprecio mucho, que se sentía totalmente perdida y creía que su madre no la quería o no sabía expresarlo con los hechos...Ahora al releerlo me di cuenta que se parece mucho a los sentimientos de much@s adolescente que no encuentran su sitio, que ven a los padres o a los hijos como casi "el enemigo". Incomprensión, poco dialogo, rebeldía, querer tener libertad, sentirse mayores, independientes, personas, en definitiva...Éste es mi mensaje para ella y para tantos adolescentes que no se entienden con sus padres, tutores y viceversa.)
Iluminar nuestra vida no es tan fácil como encender una bombilla de nuestro hogar, pero esa electricidad la llevamos dentro tanto positiva como negativamente. Somos energía y de nosotros dependerá que sea positiva o no.
Me gustaría aprender, saber qué decir, utilizar las palabras apropiadas para que se te encienda tu bombillita y que veas la luz. Decirte que la vida es como un libro, esos que devoras para mantener tu mente ocupada, porque tu realidad no te gusta y buscas respuestas, porque al pasar las hojas de la vida siempre se encuentra una explicación, puede que sea antes o después pero si queremos podemos resolver nuestras dudas y preguntas.
La vida, a veces, no nos lo pone fácil. La familia y los padres no siempre saben hablan sin hacer daño. No queremos problemas y cuando los hijos no son como esperábamos, cuando nos damos cuenta que son seres independientes, con su personalidad, con su rebeldía ante las injusticias, cuando nos reclaman cosas simples como cariño no todos los padres nos damos cuenta de ello porque estamos ciegos con nuestros problemas propios, porque nos creemos los mejores padres del mundo y vemos a nuestros hijos como simples egoístas que no piensan nada más que ellos y que no nos vengan con cuentos . Así que le cerramos las puertas, ponemos barreras y creamos un abismo difícil de solucionar alejándonos de ellos irremediablemente.
No somos nuestros padres, no tenemos culpa de sus acciones y debemos aceptar su patrimonio emocional y el nuestro. No hay ni buenas ni malas emociones; sólo es bueno o malo el uso que de ellas hagamos.
No hay que negar nuestras emociones, hay que admitirlas y hacerles caso, si algo nos pone triste, si algo nos incomoda y nos hace daño debemos decirlo, no dejando que se acumulen, inhibiéndolas porque sino tarde o temprano estallarán como una bomba y generando estrés. Lo mismo que no hay que negarse a nuestras emociones hay que intentar calmarlas, para que no nos desborden. Cuando nuestra mente está sobreactivada, percibimos nuestro entorno como amenazante y potencialmente peligroso. El mismo problema contemplado de forma serena dejará de incomodarnos y angustiarnos tanto. Al sentirnos amenazados seremos incapaces de controlar nuestros sentimientos. Así que intenta disfrutar de lo que tienes al alcance de tu mano, en vez de obsesionarte y dar vueltas a lo mismo, que hacen que te impidan tu paz interior y desvían tu felicidad.
La vida no es tan difícil como creemos y no hay que estar perpetuamente pasando pruebas y obstáculos para demostrar nuestra valía a nuestros padres y con el miedo y la pregunta: .¿ Y si me lanzo y fracaso y me lo echan en cara?. Sé tú. Haz lo que quieras, cumple tus metas, tus sueños, porque tú lo has decidido, porque hará que te sientas bien pero por ti y si no lo consigues recuerda lo que me dijo (más o menos) alguien muy querido: El tren no se marchará y si lo hace volverá de nuevo.
Quitarle hierro a la vida. Generar tu autoestima. Que lo que te preocupe no te domine.
Date cuenta de tus cualidades (concentrándote en ellas, aprovéchalas, sácale provecho) y de tus limitaciones y acéptate tal como eres. No te preocupes tanto y actúa, si no lo haces bien al menos lo has intentado. Y sobre todo:
Confía en ti.
(Este texto lo escribí hace tiempo para alguien a quien aprecio mucho, que se sentía totalmente perdida y creía que su madre no la quería o no sabía expresarlo con los hechos...Ahora al releerlo me di cuenta que se parece mucho a los sentimientos de much@s adolescente que no encuentran su sitio, que ven a los padres o a los hijos como casi "el enemigo". Incomprensión, poco dialogo, rebeldía, querer tener libertad, sentirse mayores, independientes, personas, en definitiva...Éste es mi mensaje para ella y para tantos adolescentes que no se entienden con sus padres, tutores y viceversa.)
6 comentarios
mariana -
LeeTamargo -
LeeTamargo.-
Mariose -
Mariose -
Trini -
UN beso
MaRGuiTa -
Tienes toda la razón en cuanto a lo que has dicho, pero se hace muy difícil intentar todo eso...
Pero creo que realmente vale la pena intentarlo, y a ser posible que no quede en el intento. :)
Aishhh (Gracias por la conversación de hoy, gracias por ayudarme, gracias por todo) :)
Dulces sueños!!!