ALAS DE MARIPOSAS DORADAS. (2ª parte)
Regresó desnudo con una jarra fría de agua sin vaso y le dio de beber como a un cachorrillo abandonado.
El agua le chorreaba por la camiseta de tirantes mimetizada, como la de los soldados. Marta hoy se sentía una soldadita lista para la batalla, pero algo pudorosa ya que no quiso quitársela, no se sentía segura de nada, no quería pensar, ya habría tiempo de pensar, fuera la conciencia, deja que estos dos amantes se fundan en uno, déjale que ella disfrute ese momento con el amor de su vida, aunque todavía no lo sepa, todavía no se daba cuenta de nada.
Solo lo miraba, lo observaba, su pelo, era...tan velludo y a ella le encantaba; pero... ¿Cómo había cambiado tanto? Si creía que solo le gustaban depiladitos, como actualmente se llevaban ahora, pero el amor vuelve lo blanco negro y todo se confunde inexplicablemente todo en él le atraía, si se lo hubiera cruzado por la calle seguro que ni había reparado en él, bueno si no la fuera regalado con su traviesa mirada, porque la primera vez que lo hizo todo cambió para ella pero estaba ciega, como el amor que siempre es ciego. Se dejaba llevar por sus instintos por sus sentidos más primarios.
Bruno dejó la jarra en el suelo y le quitó la camiseta a su amada. Ahora sí, ahora ya estaban verdaderamente desnudos. Ella lo atrajo hacia si, quería taparse, pero él la miró a los ojos y entonces todo se le olvidó, ya no sabía quien era ni como demonios estaba allí, tan lejos de su hogar. Quería ser como él, admiraba a los hombres en eso, sabían vivir el momento sin analizarlo todo como ella estaba haciendo en ese justo momento, así no había manera de disfrutar, entonces lo besó con mas furia, se entretuvo en su boca, hasta que Bruno quiso probar sus hermosos pezones, y entonces los recorrió con su lengua haciendo círculos, y estos estaban deseosos de ser macerados por las manos que los poseían.
Marta sentía que se iba a desmayar de placer y por ese calor tan sofocante...
¿Quién dijo que en Madrid no hacía tanto calor? Empezó a acariciar su pene, tenía que agarrarse a algo y era lo más duro que encontró mientras gemía de placer.
Era el pene más bello que había visto jamás, (¿los penes son bellos? Ahora sí que deliraba) Era grueso , el mas largo que había tenido entre manos. Pensándolo bien, no había tenido a muchos, podía contarlos con los dedos de una mano,pero.. no con la mano que ahora acariciaba ese bellísimo pene, ahora estaba ocupada en otros menesteres, más gratificante que contar amantes. ¿Quién se acordaba de ellos si El Amante en persona la estaba poseyendo?
Deseaba metérselo en la boca y eso se dispuso hacer al no ver ninguna objeción de su amante, que muy al contrario le regaló con una sonrisa cómplice; y como si de un helado se tratara empezó a chupar con verdadero frenesí. Bruno cogió el móvil y lejos de llamar a nadie se dispuso a hacerle fotos en esa postura.
Ella le apartó el móvil y lo guío en la batalla final, le enseñó el camino y sin desmayo, lentamente, muy lentamente, subía por el camino que había bajado, sin desviar su rumbo.
Estaban exhaustos, doloridos, se sentaron en la cama apoyándose en la pared. Bruno le ofreció un cigarro para que se lo encendiera, le gustaba hacerlo aunque ella no fumaba, pero le excitaba como lo encendía y aspiraba el humo. Sabía fuerte como él. El aroma del cigarro impregnaba la habitación. Marta se lo devolvió. Estaban callados mirándose sin decirse nada y a la vez se lo decían todo.
Ella fue al baño a refrescarse, se miró al espejo, estaba bonita, despeinada pero radiante tendría que retocar el carmín pero no quería que pensara que era demasiado coqueta. Miró su reflejo en el espejo, su cuerpo estaba duro pero hacía meses que no pasaba por el gimnasio, quizás volvería a ir, no quería descuidarse y le gustaba sentirse ágil y descargar toda esa adrenalina acumulada durante el día...
(Seguirá, si quieres, claro)
El agua le chorreaba por la camiseta de tirantes mimetizada, como la de los soldados. Marta hoy se sentía una soldadita lista para la batalla, pero algo pudorosa ya que no quiso quitársela, no se sentía segura de nada, no quería pensar, ya habría tiempo de pensar, fuera la conciencia, deja que estos dos amantes se fundan en uno, déjale que ella disfrute ese momento con el amor de su vida, aunque todavía no lo sepa, todavía no se daba cuenta de nada.
Solo lo miraba, lo observaba, su pelo, era...tan velludo y a ella le encantaba; pero... ¿Cómo había cambiado tanto? Si creía que solo le gustaban depiladitos, como actualmente se llevaban ahora, pero el amor vuelve lo blanco negro y todo se confunde inexplicablemente todo en él le atraía, si se lo hubiera cruzado por la calle seguro que ni había reparado en él, bueno si no la fuera regalado con su traviesa mirada, porque la primera vez que lo hizo todo cambió para ella pero estaba ciega, como el amor que siempre es ciego. Se dejaba llevar por sus instintos por sus sentidos más primarios.
Bruno dejó la jarra en el suelo y le quitó la camiseta a su amada. Ahora sí, ahora ya estaban verdaderamente desnudos. Ella lo atrajo hacia si, quería taparse, pero él la miró a los ojos y entonces todo se le olvidó, ya no sabía quien era ni como demonios estaba allí, tan lejos de su hogar. Quería ser como él, admiraba a los hombres en eso, sabían vivir el momento sin analizarlo todo como ella estaba haciendo en ese justo momento, así no había manera de disfrutar, entonces lo besó con mas furia, se entretuvo en su boca, hasta que Bruno quiso probar sus hermosos pezones, y entonces los recorrió con su lengua haciendo círculos, y estos estaban deseosos de ser macerados por las manos que los poseían.
Marta sentía que se iba a desmayar de placer y por ese calor tan sofocante...
¿Quién dijo que en Madrid no hacía tanto calor? Empezó a acariciar su pene, tenía que agarrarse a algo y era lo más duro que encontró mientras gemía de placer.
Era el pene más bello que había visto jamás, (¿los penes son bellos? Ahora sí que deliraba) Era grueso , el mas largo que había tenido entre manos. Pensándolo bien, no había tenido a muchos, podía contarlos con los dedos de una mano,pero.. no con la mano que ahora acariciaba ese bellísimo pene, ahora estaba ocupada en otros menesteres, más gratificante que contar amantes. ¿Quién se acordaba de ellos si El Amante en persona la estaba poseyendo?
Deseaba metérselo en la boca y eso se dispuso hacer al no ver ninguna objeción de su amante, que muy al contrario le regaló con una sonrisa cómplice; y como si de un helado se tratara empezó a chupar con verdadero frenesí. Bruno cogió el móvil y lejos de llamar a nadie se dispuso a hacerle fotos en esa postura.
Ella le apartó el móvil y lo guío en la batalla final, le enseñó el camino y sin desmayo, lentamente, muy lentamente, subía por el camino que había bajado, sin desviar su rumbo.
Estaban exhaustos, doloridos, se sentaron en la cama apoyándose en la pared. Bruno le ofreció un cigarro para que se lo encendiera, le gustaba hacerlo aunque ella no fumaba, pero le excitaba como lo encendía y aspiraba el humo. Sabía fuerte como él. El aroma del cigarro impregnaba la habitación. Marta se lo devolvió. Estaban callados mirándose sin decirse nada y a la vez se lo decían todo.
Ella fue al baño a refrescarse, se miró al espejo, estaba bonita, despeinada pero radiante tendría que retocar el carmín pero no quería que pensara que era demasiado coqueta. Miró su reflejo en el espejo, su cuerpo estaba duro pero hacía meses que no pasaba por el gimnasio, quizás volvería a ir, no quería descuidarse y le gustaba sentirse ágil y descargar toda esa adrenalina acumulada durante el día...
(Seguirá, si quieres, claro)
6 comentarios
MiSin -
dragonfly -
Mariose -
¿Has descansado ya la "vista"? Puedo colgar el final?
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Para Azul:
Nuestra "mariposa" empezó a volar y nos muestra su vuelo... Otro biko dulce para tí...
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Para Trini:
Tranqui mañana lo traigo. Besoooss
Trini -
Un beso
Azul -
Un biko ;)
monocamy -
Digo, el brazo, por dios... la vista, déjame descansar la vista, quise decir, jeje..
:O