Blogia
MaRioSe.Compartiendo Sueños.

Cartas no enviadas.

Víctima de tu propio desamor.

perdida

(Carta para una amiga, que está algo perdida)

No soy juez, ni quisiera serlo. Vivo mi vida y trato de aceptar a las personas como son, pero antes me acepto a mí misma. Todo está en tu mente, por eso somos nuestros peores enemigos. Cuando esa visión está llena de desamor, invade todo nuestro espacio, nuestra mirada es irreal, no apreciamos lo que realmente está pasando.

El pasado tenemos que enterrarlo, quedó atrás, somos por lo que fuimos, pero seremos por lo que aprendemos ahora, en el día a día.

Hay que dejar de hacerse la victima, que es lo más fácil, pero no lo más adecuado para enfrentarse a la verdad y si esa verdad te aterra que hasta ni duermes, te visitan tus miedos, pues… encáralos. Un ejemplo y no por eso soy nada especial: Creía que al volar por primera vez, me entraría una lipotimia, angustia, ansiedad, etc. Pero pensé que tenía dos opciones: quedarme en tierra y en consecuencia no cruzar nunca el Atlántico, ni contemplar desde la ventanilla (porque seré muy miedosa, pero me puse en el asiento de la ventanilla) La Cordillera de los Andes, ya de regreso, la ciudad de Buenos Aires iluminada y tantas y tantas cosas que me fuera perdido, porque tenía miedo a volar, o eso mismo, subirme al avión y “pasar” de esos miedos. Así que elegí y si te soy sincera, el miedo se esfumó casi por completo, porque ELEGÍ SUBIR y con eso pude conocer además de tanto paisaje inolvidable y nuevo para mí, a personas que nunca olvidaré y que siempre llevaré en mi corazón, pase lo que pase.

Ahora tienes que elegir tú. Sopesar qué vale la pena y que no, a ver qué lado de la balanza pesa más.

Dicen que las personas que se toleran, que son más generosas con ellas y con los demás hoy más que ayer, son más felices que quienes valoran más cómo eran en el pasado. Porque la necesidad de pensar que evolucionamos, crea en nosotros un bienestar que garantiza que no envejecemos en vano y que el tiempo nos hace mejores. Por si te sirve.

Ámate, acepta tus defectos, se consciente de ellos pero a la vez, valora también tu avance, tus virtudes. Es lo que te puedo decir. Lo demás tendrás que resolverlo por ti misma o recibiendo ayuda de un psicólogo, que para eso están.

Creo que la autoestima hay que fortalecerla para que las caídas duren menos y nos hagan cada vez menos daño. Cada persona es diferente, esa es la magia, pero no la crearemos si no aceptamos esas diferencias, que nos hace únicos e irrepetibles.

Creo que has dado un gran paso internamente, pero sólo es el principio, no te justifiques, no digas “qué mal me siento”, sino trata de cambiar ya, ese sentimiento y esa actitud. No digas “no es tan fácil”, porque lo es. Es tan fácil, como cambiar esa mirada que ahora hace aguas como tu autoestima, porque te sientes victima de tu propio desamor. Es sólo mi visión, lo que intuyo, pero sin querer ni corresponderme juzgarte.

Pero no te castigues más. No hay prisas, ve resolviendo lo que te hace daño, ponle nombre y a partir de ahí, todo se resolverá porque nada es tan importante como creemos y ya es hora del dar el paso ¿no te parece?

Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va.

Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Entiendo tu marcha. Eso no quita para que me de tristeza cada vez que me acuerde que tu página esté cerrada. Han sido tantas palabras, sentimientos, sueños, risas, anécdotas, detalles, trocitos de tu vida y de tu alma en cada texto, que ahora aunque te siga sintiendo ya no estás.

Mi amigo, porque te siento así, el que siempre ha estado escuchándome cuando necesitaba un hombro, un oído, una mano amiga y allí estabas tú con tu serenidad y humor para enseñarme a quitarle hierro al asunto.

Las personas van dejando huella quizás hasta sin proponérselo; personas que no importa la distancia que les separe cuando desean unir caminos.

Mi amigo, un hombre grandote, sencillo, amable, con corazón inmenso y alma de niño, así te veo. Soñador, artista, romántico, buen padre, buen esposo, buena gente. Ojala no pierdas esa frescura que te caracteriza, ese optimismo.

Te debo muchas cosas, entre ellas estar aquí posteando. Tú me enseñaste este mundillo. Cuando tuve problemas, no dudaste en ayudarme, en aconsejarme y hasta tienes mi clave para entrar, porque mi ordenador pasaba de mí... Me acuerdo que me decías algo así: “Te servirá de ejercicio literario; hará que te obligues a escribir, así te visitarán las musas, trabajando”….

Te imagino arrugando el ceño mientras me estás leyendo y pensando que cuando me cojas me estirarás de las orejas... Pues vale, aquí te espero sentada, porque hijo miras que te haces rogar y no se si hacer el pino con ellas (las orejas) para que vengas con tu familia y nos veamos las caras.

Lo estuve comentando en el encuentro con Trini, que el que faltabas eras tú. Que teníamos que hacer una quedada con los blogueros para vernos las caritas. Así que si te animas, ya sabes.

Te entiendo perfectamente y me hiciste reflexionar sobre la libertad a la hora de escribir. Me pregunto si el saber que nos leen, no nos coartará a la hora de escribir todos lo que realmente sentimos. No podemos consentirlo. Los esparadrapos son para tapar heridas físicas no para que nuestra pluma vuele libremente.

Vuela alto, planea, descansa, cambía de nombre, de nick, pero vuelve amigo, que aquí te esperaremos y no lo digo sólo por mí, que me consta que se te quiere mucho.

(Cuatro días calladita. No está mal, para mí claro, que como le comentaba a Entre Líneas, no callo ni debajo agua) Dicen que se despide el que no quiere irse. La causa lo merecía, tenía que hacerlo. Aunque no me he despedido, que hay mariose para rato ¿eh? pero más tranquila, eso si. Ya lo hice una vez, pero no me despedí, no quise entrar en la cadena de contestar, visitar...Tomé otros caminos, que me ocupaba todo mi tiempo y mi mente. Algo tiene esto, que engancha, aunque ese enganche será más suave, más pausado seguiré dejando retales de mí)